
Cuando se miran las cifras ofensivas, es difícil de creer que los Cowboys tienen un registro de 6-6.
Aparte de eso, este equipo está en el top 10 en casi cada categoría ofensiva. Pero hay un dicho, la ofensa vende las taquillas, pero la defensa gana campeonatos. El dicho no puede ser más cierto en la NFL.
En realidad, para ganar en diciembre y enero, cuando el clima se cambia hostil y frío, un equipo necesita la habilidad de correr con el balón y parar el ataque terrestre por el otro lado. Pero el talón de Aquiles del equipo este año cómo en el en 2018 volvió de dejarlos perplejos. Los Cowboys no pueden parar el ataque terrestre.
En la ronda divisional ante los Rams de Los Ángeles, su mariscal de campo Jared Goff solo tuvo 15 pases completados. Pero eso es solo lo que necesitaron, como sus corredores acuchillaron la defensa de los Cowboys para 273 yardas.
Ya el problema se está manifestando nuevamente. En ambas de las últimas dos derrotas, los Cowboys dejaron los Bills correr para 124 yardas y los Patriotas 101. Y este clima hostil en el que los Cowboys enfrentaron a Nueva Inglaterra, les espera de nuevo el jueves en Chicago.
Y eso es exactamente el punto. Diciembre es frío en los Estados Unidos y los Cowboys tendrán que jugar en Chicago y Filadelfia, dos equipos que han tenido éxito en correr con la balón. Si son afortunados y entran a los playoffs, equipos como los 49ers, Vikingos y Seahawks los esperan, equipos construidos para correr y ganar en los playoffs.
No es demasiado tarde para solucionar el problema, pero el tiempo se está acabando. La nueva adquisición Michael Bennett es fuerte contra el run y necesita mas jugadas. Tienen que comprometerse más con jugadores en la caja.
Lo real es que para dirigir el tema permanentemente, necesitan un cambio de personaje y, aún más importante, una nueva filosofía en defensa. Pero si quieren cualquier luz de esperanza,