Si hay alguien que no vio el partido y solamente se fija en el resultado seguramente dirá que fue otra gran actuación de los Cowboys. Ezekiel Elliott volvió a superar las 100 yardas terrestres, Tony Pollard también lo consiguió y Amari Cooper logró otro gran rendimiento con dos anotaciones. Sin embargo, teniendo en cuenta quién era el rival, en líneas generales se puede decir que no fue una tarde excelente.
Sobre todo fue la primera mitad lo que más le costó a Dallas. Con una defensiva que la temporada pasada de destacó pero que sigue sin aparecer con grandes jugadas. Porque la ofensiva de los Dolphins carece de talento y aún así logró mover el balón con facilidad. Josh Rosen fue el quarterback titular y no fue complicado ni apurado en ese tramo del partido. Alguien que sufrió mucho y que deberá elevar su nivel es Chidobe Awuzie, a quien buscaron y vencieron constantemente.
Sin embargo, al momento de anotar fueron errores propios los que le facilitaron la tarea a los Cowboys. Un gol de campo errado, una jugada dudosa en la zona de anotación de Dallas que no fue retada y un insólito fumble de Kenyan Drake tras chocar con un compañero limitaron a Miami a sólo seis puntos.
Con respecto a la parte ofensiva del equipo, tuvo un rendimiento irregular a partir de un Dak Prescott que bajó un poco el nivel superlativo del inicio de la temporada. Si bien las primeras dos series ofensivas tuvieron a un Prescott conectando pases profundos y sumando diez puntos en el marcador, luego cayó en una meseta. En la siguiente vez que salió al terreno de juego fue interceptado completamente por responsabilidad suya en una jugada que forzó demasiado a pesar de contar con mucho tiempo para pensar.
En la segunda mitad Dallas salió muy concentrado y aprovechó que su rival bajó el nivel, definiendo el partido en las dos primeras posesiones. Cooper por aire y Dak por tierra hicieron que los Cowboys saquen una ventaja de 18 puntos imposible de recuperar.
Este duelo ante los Dolphins significó la confirmación de que Zeke está entrando en ritmo y que continúa siendo el mejor corredor de la liga. Con 125 yardas terrestres fue vital para mover a la ofensiva y manejar el reloj. No logró anotar pero fue clave e incluso podía haber superado cómodamente las 150, aunque acertadamente Jason Garrett decidió dejarlo descansar una vez que el triunfo estaba sellado.
Allí fue cuando Pollard obtuvo más acarreos y los aprovechó de gran manera al acumular 106 yardas por tierra, una actuación que finalizó con una buena anotación por esa vía. Otro punto a tener en cuenta es que Robert Quinn jugó su primer partido en la franquicia y logró una captura.
