El porqué Michael Bennett no cobra sus cheques en el transcurso de la temporada

El actual DE de los Cowboys podría muy fácilmente ser considerado como un “millonario” tras acumular un total aproximado de $59 millones de dólares de ganancias a lo largo de su carrera futbolística.

Sin embargo, no siempre ha sido de esta manera, y es algo que este nunca va a olvidar. Bennett afirma que aprendió el valor del dinero a muy temprana edad, cuando siendo tan solo un niño viviendo en Louisiana trabaja varios empleos para ayudar a su mamá y hermanos en el hogar.

“Tenía varios trabajos, y solía ahorrar mi dinero para comprarnos a mí y a mis hermanos ropa para ir a la escuela”, dijo Bennett. “Trabajaba en un parque acuático, en una tienda de comestibles y la mayor parte del tiempo era salvavidas. Fui salvavidas durante cuatro años”.

Estas declaraciones las daría en el podcast “Kneading Dough” conducido por Maverick Carter el año pasado, en donde este además declaró que, a pesar de tener una carrera exitosa en la NFL con la cual ya ha hecho una cantidad de dinero suficiente para tener su futuro y el de su familia asegurado, continúa ahorrando la mayor parte de su ingreso como jugador.

“Guardo mis cheques en físico hasta el final de la temporada para asegurarme de no gastar nada de dinero. Y luego al final de la temporada, los deposito.”

Bennett enfatiza durante la entrevista que dado su estatus de agente libre no drafteado, su costumbre de ahorrar dinero siguió con él varios años después de haber estado jugando en la NFL.

De hecho, durante los tres primeros años de su carrera, Bennett dice que vivió en una habitación de hotel en un esfuerzo por ahorrar dinero.

Sin embargo, una vez sale de los Buccaneers y es contratado por los Seahawks por segunda vez, este trató de establecerse y alquilar una casa en Seattle, pero instantáneamente se arrepintió de esa decisión ya que unos días más tarde fue cortado del equipo.

“Estaba perdiendo el dinero del alquiler y no podía hacer nada al respecto”, dice Bennett, quien a su vez afirma que dicho acontecimiento le enseñó una gran lección: no atarse nunca a una ciudad en la que no planea vivir permanentemente.