Antes de que comenzara el juego Dallas estaba fuera de los playoffs porque los Eagles habían vencido agónicamente a los Redskins. Así es que las dudas alrededor de los Cowboys aumentaron aún más previo al kickoff. Sin embargo, la seguridad demostrada fue abrumadora.
El equipo dio un giro de 180° con respecto a las últimas semanas y consiguió una victoria muy importante. Así es que los tejanos ahora están con idéntico récord que Philadelphia y ambos se enfrentarán el próximo domingo.
La razón principal por la que los Cowboys arrollaron a los Rams estuvo en el cambio de actitud. Principalmente durante los primeros dos cuartos el rendimiento volvió a ser el del inicio de la temporada. El semblante de los jugadores se vio completamente distinto al de las tres jornadas anteriores.
Tanto la defensiva como la ofensiva respondieron de la manera que se esperaba. Incluso a pesar de que el duelo había comenzado negativamente con la patada de salida del nuevo pateador Kai Forbath yéndose directamente afuera. Pero desde ahí en adelante fue todo para los tejanos.
En lo que a lo exclusivamente deportivo se refiere, Dallas hizo lo que tiene que hacer siempre sin importar cuál sea el rival. Darle el balón a Ezekiel Elliott deber ser la prioridad de la ofensiva. Ya quedó claro lo que pasa cuando todo el peso recae en Dak Prescott, por lo que hay que confiar en este corredor estrella a pesar de que no tenga un gran comienzo por momentos.
Lógicamente, esto no fue posible últimamente porque Dallas cayó en desventaja muy temprano y lanzó más de lo recomendable. En esta ocasión el desarrollo fue totalmente distinto. Sólo en la primera mitad, Elliott tuvo 18 toques del ovoide. En 17 acarreos consiguió 78 yardas y sumó una recepción de seis, destacando las dos anotaciones terrestres que logró. Zeke finalizó con 117 yardas por tierra y dos TDs, a lo que agregó 43 yardas por aire en tres recepciones.
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Aunque hay una gran cuestión para mencionar de la ofensiva. El juego que tuvieron los lineros fue sencillamente extraordinario. Es imposible dejar de lado que enfrente estuvo el mejor defensivo de la liga en las dos temporadas más recientes. Aaron Donald alineado como tackle suele generar problemas. Sin embargo, la protección que tuvo Prescott fue impecable. El espacio generado para que Zeke corra el balón, también.
La deuda tan visible que presento la defensiva durante la actual campaña es muy evidente. Pero esta vez dieron un paso al frente para frenar a un ataque cargado de herramientas. Los Rams venían además de aplastar a los Seahawks en el Sunday Night Football pasado. Pero nada de eso le importó a los Cowboys.
Si hay que destacar a alguien, no hay dudas de quién es ese protagonista. A pesar de que estaba entre las posibilidades que no jugara frente a Los Angeles, Sean Lee viajó atrás en el tiempo en una actuación memorable. La actuación del linebacker fue determinante para conseguir los necesarios intercambios de balón que estaban desaparecidos.
Lee solamente participó en uno, el único de los Cowboys. Pero la importancia que tuvo eso prácticamente sentenció el duelo en el segundo cuarto. Para sorpresa de casi todos, la recuperación del balón llegó mediante una intercepción. Luego de una devolución de 25 yardas por parte del LB, Prescott inició esa ofensiva en la yarda nueve. Dallas lograría anotar gracias a Elliott para estirar la ventaja a 21.
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Uno de los puntos débiles hasta aquí era la defensiva secundaria. Aunque hay que comentar que en esta oportunidad fue una de las fortalezas. Jourdan Lewis tuvo un muy buen juego junto al resto de los perimetrales.
Forbath llegó para reemplazar al errático Brett Maher y cumplió. Si bien envió dos patadas de salida directamente afuera, hizo lo que debía y brindó seguridad. El nuevo pateador de los Cowboys acertó todos sus remates. Las estadísticas finales indican que convirtió los cinco puntos extra que intentó, añadiendo tres goles de campo anotados.
