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¿Están tardando mucho las renovaciones de Prescott, Elliott y Cooper?

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Dak - Zeke - Cooper

El gran tema del campamento de entrenamiento es el de saber qué pasará con los contratos del “Big 3” de los Cowboys. Todos están en situaciones distintas, alguna supuestamente menos problemática que otra, pero todavía las negociaciones siguen abiertas. A casi una semana de comenzada la preparación, las tres estrellas siguen esperando por sus nuevos contratos.

Desde los altos mandos de Dallas se muestran tranquilos y confiados en que los acuerdos se van a cerrar en su debido tiempo y que no se van a apurar. Incluso, Stephen Jones, vicepresidente ejecutivo, dijo hace unos días con 1310 The Ticket: “No podemos apurar el tema a menos que queramos ser los que establezcan el mercado. Y estamos completamente seguros de que no vamos a establecer el mercado, por todas las cosas que incluye ser un Dallas Cowboy”.

Sin embargo, lo que deben entender los Jones es que en este caso hay una frase que representa la situación perfectamente: el tiempo es dinero. Sí, porque por mucho que tarden y piensen en cómo estructurar los contratos para afectar lo menos posible al espacio salarial, a las tres figuras les van a tener que pagar, y mucho. Las negociaciones deben acelerarse porque cuanto más tarden, más caro les puede salir, ya que ninguno de los tres jugadores va a tener mucha flexibilidad.

Esperar tanto implica que ocurran situaciones como la de Michael Thomas, el receptor abierto de los New Orleans Saints, que recibió un contrato de cinco años y 100 millones de dólares (61M garantizados). Esto afecta a los Cowboys porque el precio de referencia para los WRs acaba de subir. Por más optimistas y duros que se quieran mostrar los Jones al decir que eso no les afecta, los agentes de Cooper sí van a poner eso sobre la mesa. Así como también lo harán los de Prescott mencionando los casos de Jimmy Garoppolo y Kirk Cousins, por ejemplo, que promedian 27,5 y 28 millones de dólares por año, respectivamente, y cuyas producciones son menores a la de Dak. De cualquier manera en que se lleven a cabo las negociaciones, Prescott recibirá arriba de 30M por año y Cooper buscará estar cerca de los 20M por año de Thomas.

En estos dos casos la situación económica es el mayor inconveniente a solucionar. Pero en el caso de Ezekiel Elliott hay otro factor a tener en cuenta y es su huelga. Mientras la ofensiva de Kellen Moore se va aceitando y los jugadores van adaptándose a los lineamientos del nuevo coordinador ofensivo, el mejor de la unidad está de vacaciones. Por más prácticas que hagan los Cowboys, y aunque Tony Pollard, Mike Webber, Darius Jackson y el recientemente añadido Alfred Morris tengan un campamento de entrenamiento extraordinario, sin Zeke se dificulta todo. El juego por tierra no tendría la misma efectividad, generaría menos preocupación y Cooper sería presionado como la única arma realmente peligrosa.

Hay que tener en cuenta también que cada día que pasa sin llegar a un acuerdo con Elliott, es un día de entrenamiento menos, lo que podría hacer que quien es probablemente el mejor corredor de la NFL no llegue en perfectas condiciones al comienzo de la temporada regular.

Por eso es que, por más paciencia que tengan los Jones con las renovaciones de contrato de Prescott, Cooper y Elliott, inevitablemente van a tener que pagarles salarios altos. Tarde o temprano habrá que desembolsar. Sea porque otra figura eleve el precio de una posición, o porque no se llegue en óptimas condicionas a la competencia y eso derive en derrotas. Para todo el mundo el tiempo es dinero, y los Dallas Cowboys no son una excepción.