Después de aniquilar a los Giants 40-0 en el estadio MetLife el domingo por la noche frente a un público que llenó todas las localidades, Micah Parsons desafió a los aficionados de los Cowboys a remontarse a las aterradoras defensas de finales de la década de 1970 con un hashtag:Doomsday.
Y’all thought this was a game?! 👀 #doomsday
— Micah Parsons (@MicahhParsons11) September 11, 2023
Dallas siempre ha sido cuna de defensas legendarias. Quienes han seguido a los Cowboys a lo largo de los años recordarán la afamada defensa «Doomsday» de finales de los 70 y las infranqueables murallas defensivas que los llevaron a conquistar Super Bowls en los primeros años de los 90. Sin embargo, lo que estamos presenciando en esta temporada podría ser algo extraordinario, incluso cuando se compara con esas épocas doradas. Esta nueva generación defensiva de los Cowboys no solo evoca recuerdos de glorias pasadas, sino que sugiere que podríamos estar al borde de una era aún dominante de nuevo.
En una noche lluviosa en East Rutherford, los Cowboys establecieron un nuevo récord, superando el margen de 38-0 que habían logrado contra los Baltimore Colts en 1978. Este logro no solo representa un hito, sino también la manifestación de un equipo defensivo que parece imparable.
Para resaltar aún más el dominio de la defensa de los Cowboys en ese encuentro, basta con echar un vistazo a las estadísticas. De las 65 jugadas ofensivas que realizaron los Giants, 30 de ellas resultaron en 0 yardas o en pérdida de yardaje. Es una muestra inequívoca de la presión y el control ejercidos sobre el equipo rival.
Si bien los Cowboys ya han liderado la liga en recuperaciones de balón en los últimos dos años, la llegada de nuevas caras, como el veterano Stephon Gilmore, parece haber inyectado una nueva energía al equipo. Los primeros indicios sugieren que esta defensa podría llevar a los Cowboys a una nueva era dorada.
MICAH PARSONS IS A PROBLEM 😳
(via @NFL)
pic.twitter.com/658L00UL3a— Bleacher Report (@BleacherReport) September 11, 2023
El espectáculo dio inicio con un espectacular bloqueo en un intento de gol de campo, que fue retornado para touchdown por Noah Igbinoghene. A partir de ahí, la defensa de los Cowboys tomó el control total del partido. Resaltaron una intercepción de DaRon Bland que se convirtió en touchdown, otra intercepción de Gilmore que preparó el escenario para un touchdown de Tony Pollard, siete sacks y, por supuesto, cero puntos permitidos.
Daniel Jones, el quarterback de los Giants, vivió en carne propia la feroz presión de la defensa de los Cowboys. Logrando apenas 104 yardas en 28 intentos y sumando la pérdida de 47 yardas debido a los constantes sacks, su desempeño quedó muy por debajo de lo esperado para un quarterback que acaba de firmar una extensión de contrato por cuatro años y $160 millones de dólares.
Micah Parsons ha emergido como una de las estrellas defensivas más brillantes de los Cowboys. Su capacidad para moverse con agilidad y rapidez por el campo ha convertido cada jugada en un reto para las ofensivas contrarias. Junto a él, Tank Lawrence continúa imponiendo su presencia dominante en la línea, complicando aún más la tarea para los ataques rivales.
La llegada de Stephon Gilmore ha añadido una nueva dimensión a la defensa. Como esquina veterano, no sólo aporta experiencia, sino también habilidad de élite, cerrando opciones para los pases enemigos. El coach Mike McCarthy elogió a Gilmore por su impresionante capacidad para leer las rutas, resaltando su visión única del juego.
Cowboys sacked Giants QB Daniel Jones seven times in Sunday's 40-0 win. Micah Parsons was on the field for five of them. Here's a look at the attention Parsons drew on those sacks, beginning with his own. He often isolated others, and they seized chances. pic.twitter.com/r2B0tSGFRZ
— Michael Gehlken (@GehlkenNFL) September 11, 2023
El pass rush de los Cowboys viene en oleadas, creando una constante sensación de asedio. Con la presión que ejercen jugadores como Lawrence y Parsons, los quarterbacks contrarios a menudo encuentran pocas opciones seguras para lanzar el balón.
Además, con la presencia de dos esquineros excepcionales como Gilmore y Trevon Diggs, las ofensivas enfrentan un doble desafío. Diggs, anteriormente conocido principalmente por sus intercepciones, ha evidenciado que los quarterbacks ya no pueden simplemente evitar lanzar en su dirección. En temporadas anteriores, las ofensivas optaban por atacar al cornerback del lado opuesto, eludiendo a Diggs. Sin embargo, con la incorporación de Gilmore, ahora Dallas cuenta con dos esquineros excepcionales, dejando a los equipos rivales sin muchas opciones. Los quarterbacks ahora se ven forzados a lanzar hacia uno de ellos, y Diggs está aprovechando esta situación. Después del juego, Diggs mencionó que, dado que los balones ya no se alejan constantemente de él, ha encontrado nuevas formas de marcar su presencia. Durante el partido, entregó dos tacleadas brutales, incluida una sobre Saquon Barkley que causó un balón suelto, culminando en una intercepción de Ron Bland que se convirtió en touchdown.
Lo que quedó evidente tras la primera semana es que estamos siendo testigos de una defensa sin fisuras. Si mantienen su salud, fácilmente tienen el potencial de ser la mejor defensa de la NFL. Pero si continúan desempeñándose como lo hicieron el domingo por la noche, es posible que estemos hablando de un estándar aún más alto. Esta defensa podría estar a la altura, o incluso superar, a las míticas defensas de los Cowboys de los años 70 y 90. Es un recuerdo poderoso que, si se cumple, reafirmaría la grandeza de este equipo en la historia del fútbol americano.