Las derrotas frente a los Saints y a los Packers dejaron muchas dudas. Perder los únicos dos partidos difíciles de la temporada generó una serie de cuestionamientos en torno al carácter del equipo. Sin embargo, los Cowboys contaban con una excelente oportunidad de volver a ganar al enfrentar a una franquicia como la de los Jets que estaba 0-4. Pero llegó un nuevo golpe. Este es aún más duro porque expone directamente las cualidades deportivas de los tejanos.
Dallas había comenzado con suerte la campaña al tener pocas lesiones, prácticamente ninguna. Aunque eso llegó a un nivel muy elevado esta tarde en Nueva York. Con los tackles titulares afuera cuando se esperaba que pudieran jugar, la línea ofensiva debió ser modificada. El ataque también tuvo las bajas de tres receptores abiertos. Amari Cooper se lesionó durante el juego, y tanto Randall Cobb como Devin Smith ni siquiera se cambiaron para el duelo.
Aunque creo que, si bien la ofensiva no tuvo un buen partido, la gran falencia estuvo en la defensiva. Luego de un rendimiento muy sólido en New Orleans, contra Green Bay fue demolida. Lamentablemente para Dallas, hoy tuvo otra pobre presentación que determinó el rumbo del choque. En la segunda mitad los Jets solamente convirtieron un gol de campo, pero el daño ya estaba hecho.
En los primeros dos cuartos Sam Darnold hizo lo que quiso. Es una tercera selección global del draft por lo que talento tiene, pero no jugaba desde el inicio de la temporada por una mononucleosis. Aún así el mariscal de campo tuvo una excelente jornada al igual que sus receptores. Los perimetrales y los linebackers permitieron una infinidad de recepciones y yardas por parte de la peor ofensiva de la liga hasta este momento en cuanto a números. De más está decir que no había ninguna estrella en el rival, excepto Le’Veon Bell.
El otro punto en el que empeoró Dallas fue en la presión al QB concedida. Las ausencias de Tyron Smith y La’el Collins derivaron en un Prescott que lanzó incómodo todo el tiempo. El número de capturas fue apenas uno, pero eso no tiene en cuenta la cantidad de golpes que recibió y la rapidez con la que debió tomar decisiones. La forma en la que jugó Dak fue muy discreta, aunque esta vez no tuvo grandes responsabilidades en la derrota.
Uno de los detalles preocupantes volvió a ser la selección de jugadas. Pésimo fue este rubro frente a Nueva York. Lo que deja en evidencia esto es una acción puntual del segundo cuarto. Era 4ta y 2 desde la yarda siete de los Jets con el partido 7-3 en favor de los locales. Allí, los Cowboys decidieron arriesgar en lugar de ir por un gol de campo sencillo y quedar a solo un punto.
Pero ése no es el problema, porque los equipos que pelean por cosas importantes suelen arriesgar en esas situaciones. Lo que resulta inexplicable es haber ido por tierra con Prescott en una jugada que dio la sensación de ser una improvisación por el desconcierto que hubo en los bloqueos. Encima, en la siguiente acción los Jets anotaron con un envío de 92 yardas.
La posesión que concluyó el duelo fue un intento de conversión de dos puntos fallido a menos de un minuto del final. Al ver las estadísticas se puede encontrar un gol de campo relativamente sencillo errado por Brett Maher, aunque hay que mencionar que convirtió uno de 62 en la primera parte.
Sería muy injusto culpar a Maher por esta derrota porque el rendimiento general fue muy malo. Robert Quinn, Tavon Austin, Cedrick Wilson, Ezekiel Elliott y Jason Witten son los únicos que jugaron aceptablemente. Habrá que ver que pasa en la posición de pateador en los próximos días, pero no debe desviarse el foco de los principales responsables de este momento de los Cowboys.
En mi opinión, Jason Garrett y Kellen Moore son los que deben enfocarse para que el equipo empiece a ganar nuevamente. Sobre todo porque el desafío que se acerca son los Eagles. La idea de entrar a postemporada directamente en ronda divisional se ve muy lejos, aunque incluso podría peligrar la clasificación a playoffs si no hay una reacción lo antes posible.