¿Para qué están los Cowboys esta temporada? ¿Cuál es la verdadera versión de Dak Prescott? ¿Qué pasa con la ofensiva? ¿Cuándo va a aparecer la defensiva dominante del año pasado? ¿Por qué baja tanto el rendimiento contra los rivales difíciles? Estas son algunas de las preguntas que hay que plantearse sobre Dallas.
Porque lógicamente se puede perder contra un genio como Aaron Rodgers. Sin embargo, la actuación fue completamente decepcionante de principio a fin y no hay nada para destacar. Las 226 yardas de Amari Cooper quizás sean lo único. Lo que más preocupa es la falta de temple y carácter de un equipo que está armado para llegar hasta la final de la NFC pero que jugó sólo contra dos rivales serios y perdió ambos duelos.
La superioridad de los Packers comenzó desde el kickoff y no estuvo en duda en ningún momento. Rodgers hizo lo que quiso durante todo el juego. Su línea ofensiva dominó totalmente a la de los tejanos. Aaron Jones corrió 5.6 yardas en promedio, totalizando 107 y cuatro anotaciones. Hay un detalle que hace aún más criticable la derrota. Esto es que el quarterback de Green Bay no tuvo a su principal arma, porque el WR Davante Adams no jugó por lesión.
Tal como pasó en New Orleans con la ausencia de Drew Brees, Dallas perdió frente a un equipo que tenía una baja importante. Resulta difícil pensar cómo le iría a los Cowboys sin Ezekiel Elliott o con un QB suplente, por ejemplo.
Una vez más la selección de jugadas falló. Elliott tenía que ser el caballo de batalla y así comenzó. Zeke logró avanzar con consistencia en jugadas de más de diez yardas por tierra. Aunque por algún motivo Dallas empezó a buscar con Prescott por aire más seguido que lo habitual y Dak volvió a ser el de otros tiempos. Conectó buenos pases, eso sí, pero lanzó tres intercepciones muy costosas.
La primera le pegó en las manos a Cooper, pero si el pase hubiera sido más adelante era anotación. Hasta hubo otra intercepción en la serie que terminó con el TD de Zeke. Esa no contó por una infracción de la línea defensiva, pero la decisión de realizar el pase que intentó Prescott no es la que tomaría alguien que pretende cobrar 40 millones de dólares por año. Es cierto que sobre el final esta unidad consiguió un buen ritmo. Sin embargo, un cuarto frente a un rival relajado no puede borrar tres cargados de fallas.
Sería muy peligroso para los fanáticos ver solamente las estadísticas sin contextualizarlas. Sí, Prescott lanzó para 463 yardas. Pero no sirve de nada si el que comanda a una unidad comete errores que cambian el curso de un juego en favor del rival. La mayor parte de ese número llegó con el duelo definido en favor de Green Bay. La diferencia máxima alcanzó a ser de 28. Eso explica casi todo.
La defensiva también una actuación que no debe repetirse. La línea fue aplastada. Los linebackers no pudieron frenar a Aaron Jones en ningún momento. Los backs tampoco detuvieron a los receptores de los Packers. Sin embargo, logró despertar en el cuarto final y darle una chance a los Cowboys. Aunque no hay que dejar de lado la tranquilidad con la que contó Rodgers.
Así es que a pesar de haber perdido simplemente por diez puntos, hay que ver el todo. Jugando así va a ser difícil vencer a franquicias como los Rams, los Saints, los Seahawks, los Patriots o los Chiefs. La semana siguiente muy probablemente Dallas pueda ganar nuevamente porque jugará frente a los Jets. La real prueba estará en dos semanas cuando haya que vencer obligatoriamente a los Eagles.
Si el objetivo es ser campeones, hay que ser capaz de ganarle a estos oponentes. Por eso creo que lo más importante de este golpe va a ser aprender de los errores. Sobre todo, un baño de humildad es lo que necesitarán los Cowboys.