Los Cowboys y su fanaticada pasaron un susto el pasado jueves cuando el receptor abierto, Amari Cooper recibió un fuerte golpe en la rodilla que lo llevaría al piso y bajo visible dolor, le tomaría un tiempo levantarse para salir del encuentro; posteriormente este volvería al campo para la fase final del juego, pero las preocupaciones por el golpe que recibió seguían latentes.
Al finalizar el encuentro se podía ver a un Cooper cojeando de la pierna en la que recibió el golpe, razón por la cual se estableció que se le hiciera una resonancia magnética en la rodilla el día siguiente para establecer la seriedad del golpe.
Los resultados de la resonancia magnética se dieron a conocer el día siguiente, y afortunadamente para Cooper y los Vaqueros, los resultados fueron positivos, ya que se reporta que no hubo ningún daño estructural en su rodilla.
Cooper, quien ha cargado durante la campaña con múltiples lesiones (talón, tobillo, rodilla y cuádriceps), no tuvo su primera semana fuera del reporte de lesiones sino hasta la anterior, la Semana 13, y actualmente se encuentra al nivel más óptimo en el que ha estado a lo largo de todo el 2019.
El receptor abierto número 1 será una pieza fundamental en las aspiraciones de los Cowboys si desean revertir la adversidad y colarse a los playoffs con tan solo 4 juegos restantes en el calendario; no contar con el arma principal en el ataque, quien hasta los momentos posee casi 1.000 yardas en 64 recepciones, sería practicamente lapidario para los Cowboys y sus intenciones de llegar a Enero.