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Kellen Moore ha dejado de sorprender a las defensivas rivales

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Quien fuese elogiado enormemente durante los tres primeros partidos de la campaña por su «nueva e ingeniosa» manera de liderar la ofensiva vaquera, se encuentra ahora en el ojo del huracán por su predictibilidad y baja efectividad en los más recientes encuentros.

Kellen Moore llegó al puesto de coordinador ofensivo sustituyendo a un Scott Linehan conocido en toda la NFL por ser sumamente simple y predecible; la intención de ascender a Moore de entrenador de QB’s a coordinador de la ofensiva era que este le brindara a jugadores como Prescott y Elliott quienes son sus armas principales, la posibilidad de potenciar sus habilidades.

Las tres primeras semanas del año esta parecía haber sido la apuesta correcta. Prescott tenía más de 900 yardas y nueve anotaciones, Elliott tuvo el mejor comienzo de su carrera en los primeros tres juegos, los Cowboys promediaron más de 32 puntos por partido, y lo más importante, el equipo iba con récord de 3-0. Sin embargo, de allí en adelante las cosas cambiarían para mal.

Han habido episodios en los cuales es más que válido cuestionar por qué se tomaron dichas decisiones, y al contrario de lo que la mayoría piensa, no siempre el responsable de estas es Jason Garrett.

Por poner algunos ejemplos, en la semana 10 ante Minnesota, una de las derrotas más doloras que han sufrido los Cowboys, Dallas tenía 2da oportunidad y 2 yardas por recorrer en la yarda 11 de los Vikings perdiendo 28-24 con menos de minuto y medio restante en el reloj.

Con Prescott habiendo dominado a la defensiva vikinga por aire (en ese mismo drive había liderado a la ofensiva desde la propia yarda 6 hasta la 11 rival), lo lógico sería pensar que intentasen pasar el ovoide nuevamente, pero Moore terminaría mandando un acarreo con Elliott donde no tendría ganancia; en 3era oportunidad mandó un acarreo nuevamente donde este perderían 3 yardas; y en 4ta oportunidad sí intentaría recurrir al ataque aéreo nuevamente, pero con un pase pantalla a Elliott que terminaría siendo desviado y sellaría la derrota número cuatro de los Cowboys.

Ahora para que tengan un ejemplo más reciente del pobre trabajo que ha venido haciendo Moore últimamente, el encuentro ante Chicago fue uno de los peores desde su llegada.

Elliott empezó acarreando el balón ocho veces en un primer drive del juego que consistió de 17 jugadas y tuvo una duración de casi nueve minutos que pondría a los Cowboys arriba 7-0.

Desafortunadamente, Moore no se apegó a esta fórmula y sólo llamó 11 jugadas de acarreo para Elliott durante el resto del partido, en contraste a los 43 intentos de pase que tuvo Prescott. Esto significa que durante los últimos 51 minutos Elliott sólo tuvo 11 acarreos, algo inaceptable.

Además de decisiones sumamente cuestionables, Moore también ha dejado de lado algo que lo caracterizó durante los tres primeros juegos de la campaña, las jugadas de play-action (jugadas de engaño).

Los Cowboys poseen marca de 7-1 cuando han utilizado jugadas de play-action en un 29% de las ocasiones o más, y marca de 0-7 cuando las han utilizado menos del 29% como lo establece el siguiente Tweet del reportero Tom Downey.

Las jugadas de play-action parecen ir y venir en esta ofensiva. Obviamente el marcador influye en el llamado de estas jugadas, pero para los Cowboys al parecer también lo hace el estadio en el que se juega.

A Dallas le encanta utilizar jugadas de play-action en casa, pero parecen olvidarse de ellos en la carretera cuando el partido se les empieza a salir de las manos. Parece que optasen ir por la opción más simple, y esto rara vez les da buenos resultados.

A Moore se le ha notado la falta de experiencia cuando se le necesita en momentos grandes, y es algo que Jerry Jones debería tener en cuenta si desea mantenerlo en su puesto para el 2020.

Quizás el mayor problema de los Cowboys esta temporada no haya sido Jason Garrett.